Iniciamos un nuevo curso académico y, como cada año, contaremos con un valor FEC en torno al que nos vamos a organizar y desde el que vamos a evangelizar, educar, dirigir, innovar, acompañar, trabajar y celebrar juntos es el valor de la JUSTICIA. Se trata de un valor que nos invita a revisar nuestra vida y misión, nuestra capacidad de entrega, nuestro estar o no disponibles, nuestros criterios y nuestros modos de decidir, optar, juzgar; un valor complejo y determinante que necesitamos para vivir y convivir con otros, un valor fundamental para educar y ser educados.
Quién no se pregunta alguna vez si la justicia es justa, si puede haber justicia entre los hombres, si la justicia impartida por mujeres y hombres como nosotros es capaz de ser equilibrada, equitativa, sin sesgos, sin más que la búsqueda del bien.
Desde luego lo que está claro es que asistimos diariamente a situaciones, decisiones, escenas, problemática… que requieren de una justicia justa, que reclaman una justicia que haga honor a su nombre, que necesitan de una justicia bien fundamentada y mejor defendida por quienes la administran.
Ojalá el trabajo en torno al valor de la justicia nos interpele, nos haga crecer, nos haga madurar y nos ayude para que, desde ese “es justo y necesario”, tan presente en nuestra liturgia, nos mostremos verdaderamente como aquellos discípulos de Emaús que ante la decepción y el abandono encontraron al Señor como motivo para regresar a Jerusalén enamorados y enraizados en él, nuestra justicia.
Con esa intención trabajaremos este curso de la mano de Jesús de Nazaret y de tantos hombres y mujeres que a lo largo de la Historia y de la historia de la Iglesia, nos han dejado el testimonio de su vida entregada y comprometida por la justicia.
